«Nosotros pertenecemos a una inmensa familia dispersa, no sólo por toda la superficie de la tierra, sino también por los demás planetas y las estrellas. Cada día, el mundo divino envía mensajes a todos los miembros de esta familia. Pero estos mensajes no son como los de los periódicos o los de la propaganda que encontramos en los buzones de cartas que echamos a la papelera después de haberlos leído distraídamente. Debemos leerlos atentamente para que podamos encontrar en ellos indicaciones para la jornada, inspiraciones, alimento.
Por naturaleza, cada ser humano pertenece a la gran familia universal, pero para formar verdaderamente parte de ella, debe quererlo conscientemente. Lo mismo que en la tierra pertenecéis a una familia porque tenéis un padre y una madre, en el plano espiritual son los poderes del espíritu, vuestro padre, y del alma, vuestra madre, los que os han hecho nacer, y debéis profundizar los lazos que tenéis con ellos para que sigan alimentándoos y formándoos.»
Omraam Mikhäel Aïvanhov, 1900-86. Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta