Yo veo y vivo este movimiento con esperanza porque me parece que es bueno y necesario que las cosas se muevan a nivel de calle.

Hay tres mensajes que me han parecido que llegan con más fuerza y que son: (1) listas abiertas, (2) rechazo a la corrupción y a la presencia de imputados en las listas y (3) separación de poderes real y efectiva. Son tres postulados en los que la gran mayoría silenciosa está de acuerdo y que son esenciales para la regeneración de la vida pública en España. Además, en el espíritu de la larga acampada creo sentir hartazgo de que los políticos solo entiendan la política en términos de insulto permanente y del tan conocido “pues tu has robado más”.

Otros eslóganes y mensajes que van llegando de las acampadas son altamente discutibles pero entendibles tal es el grado de deterioro al que ha llegado el sistema económico y la codicia que ha prevalecido en el mundo financiero, que ha generado esta crisis, y a la connivencia de la clase política con el poder económico. La película “Inside Job” está todavía en los cines para el que quiera verla. Pensar en términos de causa y no sólo de efecto me parece siempre muy importante.

Estas acampadas y esta protesta se están haciendo sin violencia, sin tirar piedras ni quemar contenedores ni banderas ajenas. Y la resistencia que se pide en caso de desalojo es pasiva. Y la actitud de la policía, razonable. Cambios importantes éstos, y muy positivos, en la forma de expresar la protesta. Quizás una parte de la Humanidad empieza a vislumbrar la recomendación del Tao de que lo suave vence a lo fuerte y que las conquistas desde la palabra y la razón pueden ser mucho más duraderas que las logradas por la violencia. Este es uno de los grandes retos de la Humanidad en la hora actual: saber expresar la discrepancia con la mayor convicción, pero sin violencia.

El ciudadano medio es mucho más discriminador y razonable en sus juicios de lo que quieren hacer creer los políticos y algunos medios de comunicación, y  sabe distinguir cada vez más lo que es manipulación de lo que no lo es. En este sentido, no tiene ningún sentido, en mi opinión, volver a la eterna lucha del siglo XX entre derechas e izquierdas. Es empobrecedor, reduccionista y limita la capacidad de pensar libremente. El hombre nuevo debe trascender estos términos y empezar a hablar de lo que es justo y lo que no lo es, sin etiquetas. La Humanidad necesita libre pensadores.

Es triste que los ciudadanos tengan que acampar en una plaza para que los políticos tomen nota de que la corrupción y la ausencia de separación de poderes son los cánceres de la democracia, y es un hecho que la clase política en España no sólo no está haciendo nada para atacar estos cánceres sino que con su comportamiento ha venido alimentándolos. Pero así están las cosas, a este grado de deterioro se ha llegado, y es necesario que se diga bien alto y por supuesto pacíficamente. De ahí la esperanza a la que me refería al principio.

El mundo se abre a posibilidades nuevas y necesarias. Los cambios generan oleaje y marejada. Pero los cambios son necesarios cuando los que detentan el liderazgo y nuestra representación y por tanto son los primeros que debieran dar ejemplo, no sólo no lo dan sino que pervierten por acción u omisión el sagrado mandato recibido. Por eso la llamada a la indignación es adecuada. Ojalá sea acompañada por una reflexión interior de cada uno de los indignados de que vivir en mentira no tiene sentido, para que las nuevas ilusiones y planteamientos no caigan víctimas de la hipocresía, la traición y el engaño. Ojalá que todos, como colectivo, entendamos que vivir con dignidad pasa, siempre y por encima de todo, por ser dignos, cada uno de nosotros, en nuestra vida.

Joaquín Tamames 20 mayo 2011