«La vida es una, y en cada momento hay que ser consciente de lo que hacemos, porque ningún gesto permanece aislado; interiormente o exteriormente, todo tiene repercusiones. Por ello, es importante aprender también a saludarse. Veis a un conocido, a un amigo… Incluso si sólo debéis saludarle desde lejos, hacedlo conscientemente, con el fin de comunicarle la vida a través de vuestra mano: corrientes de energía, rayos de colores…

Los intercambios más poderosos, más benéficos, no son necesariamente los que se hacen acercándonos físicamente. Podemos poner mucho amor y luz en un gesto de la mano y en la mirada que lo acompaña. Entonces, que vuestra alma participe en vuestro saludo y que vuestro espíritu también participe, con el fin de que cada uno pueda sentir que lo que recibe mediante este saludo entra en él y lo vuelve mejor. ¡Es tan importante tener contactos psíquicos armoniosos antes de encontrarse en el plano físico para hablar o trabajar! «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino Fisterra, entre Santiago y Negreira, 6 septiembre 2021, cortesía de Francisco Vázquez