Queridos amigos de Ananta,

Desde India nos llegan estas palabras y sensaciones. La autora viene de un retiro en Madhuban, sede de Brahma Kumaris, en el pueblo de Mount Abu, en las montañas de Rajastán. Madhuban es un lugar muy especial, cargado de fuerte energía espiritual. Es un paraíso en la tierra. Allí el trabajo interior es intenso, pero en absoluto incompatible con el exterior. Al contrario, se produce una hermosa unión entre los dos mundos. Allí fluye una energía muy potente de paz y amor por la humanidad, que tiene su raiz en la búsqueda de la unión con el Divino. La frase del antiguo mantram “que el amor del ser divino se derrame por todas partes” parece hecha a la medida de los pensamientos que emanan de Madhuban.

En este lugar es más fácil reencontrarse con el Ser, con el Yo superior, y poner un poco de necesaria distancia con la personalidad, el yo inferior. Desde aquí es mas fácil percibir que si no somos cuidadosos y selectivos, la contaminación del mundo y de los medios de comunicación nos erosionará poco a poco, sin darnos cuenta. No se trata de dar la espalda al mundo, pero si de tener muy claro los tipos de energía que frecuentamos. Hay una energía prístina, potente, limpia, y otra mucho más oscura, densa. Es como el agua del río, pura y limpia en la fuente, en el origen, y sucia y contaminada en los valles. Por eso es bueno encontrarse con esta energía y figuradamente lavarse por dentro y por fuera.

Madhuban es un símbolo de otro mundo posible. Se llama a una vida austera, pura. Los visitantes siempre experimentamos una renovación interna muy potente, auténtica. Se nos pide, en esta carta, que sirvamos también a través de nuestra mente: donar los rayos de paz, amor y alegría al mundo.

Pensamos que es un hermoso trabajo para un rato de este domingo: “donar los rayos de paz, amor y alegría al mundo”.

«Saludos especiales desde Delhi, aqui en India, no hay palabras para expresar el amor y la alegría experimentada estos días en Madhuban, sede central BK y por aquí, el ambiente de silencio y poder espiritual especialmente ha tocado lo profundo del alma en las horas tempranas y por las tardes. Ha sido como llenar el delantal interior de muchas joyas espirituales de conocimiento que conocemos pero cuando la vida te regale este espacio y tiempo y esta atmósfera el alma puede jugar, apreciar y profundizar en estos tesoros y he disfrutado mucho. El ritmo aquí te hace absorber cada momento como único, estar dentro, disfrutar del verdadero om shanti, ser una personificación de la paz y el silencio y parar cualquier pensamiento inútil. Dar este tiempo al ser ha sido como renovar las alas del alma, ya que estamos hechos para volar y a veces nos olvidamos. Disfrutar de este recuerdo del Padre, estabilizar al ser en Sus cualidades y sentir cómo viene Su fuerza, absorberla … y darla al mundo. El Padre quiere que sirvamos también a través de nuestra mente, donar los rayos de paz, amor, alegría al mundo. Hay demasiado sufrimiento y este servicio es muy, muy esencial».