Cuando Jesús decía: «Mi Padre celestial trabaja y yo trabajo con Él», estaba invitando a todos los humanos a trabajar también para la llegada del Reino de Dios. Porque, lo repito, lo esencial es la naturaleza de la actividad a la cual uno se consagra. Cuando decidís participar en este trabajo gigantesco, noble y divino, ponéis allí todas vuestras fuerzas y vuestras energías, entráis en un nuevo orden de cosas, os manifestáis como un verdadero hijo de Dios.

Para la vida espiritual, es muy importante saber al servicio de quién se trabaja, en qué actividad se emplean nuestras energías. Aquellos que participan en actividades deshonestas, se impregnan sin saberlo de elementos impuros que están removiendo, y terminan por destruir todo lo que hay de bueno en ellos. Es necesario participar en una empresa grandiosa, celestial. Poco importa si se realizará, poco importa si la gente os comprenderá y os seguirá. Lo esencial, es que de este modo estáis realizando un trabajo benéfico sobre vosotros mismos: todo en vosotros mejora, y vosotros sois los que salís ganando.

Omraam Mikhäel Aïvanhov !1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta