«Cuando tratáis de elevaros hasta la cima de vuestro ser interior es cuando entráis verdaderamente en comunicación con el mundo divino. Cuando sentís que por fin habéis alcanzado una región situada más allá del polvo y de las nubes, es decir, más allá del plano astral y del plano mental inferior, manteneos en ella firmemente durante el mayor tiempo posible. Después, cómo es difícil que este esfuerzo de concentración perdure más allá de algunos minutos, relajad un poco la tensión y dejaos llevar por la luz como si flotaseis sobre un mar en calma. Ya no pensáis, casi ya no sentís, pero vuestra alma que está ahí, viva, vibrante, se impregna con los elementos más sutiles de las regiones de la luz.

Repetid este ejercicio lo más a menudo posible. Constataréis que cuando debáis volver a vuestras ocupaciones habituales en la familia, en la sociedad, estos elementos espirituales que habréis captado, introducirán la armonía en vosotros, y vuestro deseo de trabajar, de ayudar a los demás, de vivir en armonía con ellos, aumentará. Es ésta una sensación que no engaña y os confirma que seguís estando en comunicación con el mundo divino.»
 
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Editorial Prosveta. Imagen: el Teide el 22 de noviembre de 2014 (Juan Armas)