En una breve frase, Aïvanhov nos da hoy un compendio de vida.

Cada comida puede ser motivo de agradecimiento, de celebración, de meditación.

En cada comida hay la posibilidad de conectarse con el Divino para decir simplemente: “gracias”.

Cada comida en silencio y agradecimiento es entonces un trabajo sutil que poco a poco ayuda a nuestra transformación interna.

A nuestro alcance tenemos esta carta del Creador que sin embargo nunca leemos.

Comer en silencio, en agradecimiento, siendo muy conscientes del alimento y de cómo sustenta y revive nuestro cuerpo físico.

El Creador nos manda su amor en esta carta, tres veces al día.

Podemos empezar a leerla ya, desde esta mañana.

Los alimentos son una carta de amor de nuestro Creador que debemos aprender a leer en silencio y en gratitud.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Awaiting One”, 1941