Hoy nos despedimos hasta septiembre para dar descanso a estas pequeñas notas matutinas.

El largo texto del Jardín de Morya nos habla del significado interno de las cosas, nos habla de una misión.

Dotar a las cosas de misión, de propósito, es el comienzo para empezar a vivir con consciencia.

Como cuando éramos niños, en agosto visualizábamos que a la vuelta, en el nuevo curso, nuestra escritura iba a ser más esmerada.

Y que los cuadernos estarían más limpios.

Y que la armonía envolvería nuestra vida sumida en el trabajo.

El mundo necesita seres en armonía.

Un ejército de seres armoniosos debe sustituir gradualmente a los ejércitos de hierro, fuego y muerte que hoy siguen arrasando aquí y allá, manejando armas letales creadas en los talleres del odio y de los intereses mundanos.

Ese ejército de seres armoniosos necesita de muchos soldados que quieran hacer el bien, llenos y plenos de la energía de la buena voluntad.

Nosotros podemos ser parte de ese ejército. Es una responsabilidad. Y también un privilegio.

La palabra responsabilidad es muy hermosa.

Están con nosotros, no debemos olvidarlo. Pero es esencial que cada uno de nosotros contribuya su pequeña parte. Muchas pequeñas partes son legión.

Dirigen nuestros pasos a las alturas, y están a nuestro lado. Y están con nosotros en la batalla.

Nos dicen: “Estoy contigo”.

Existe un significado interno en todas las cosas.
En vuestra misión recalcad que ni los cuidados de la casa ni las privaciones os han alejado del sendero hacia Nosotros.
Ellos se os excusarán con que la pobreza y los niños impiden su camino.
Mas los niños son flores de la tierra y la pobreza es el don de la purificación.
Os dirán: “Es fácil servir a Dios cuando eres rico.”
Pero vosotros también habéis conocido la carencia.
Os dirán: “Sois afortunados por tener amigos y gente que os ayuda.”
Mas vosotros también habéis vivido entre corazones de piedra.

Inútil es el caudillo que no es sabio en la batalla.
Al dirigir vuestros pasos hacia las alturas, os estoy armando para las luchas de la vida.
Al daros una Enseñanza para el mañana, os preparo para una nueva vida.
Eludid a los muertos de espíritu – los ayudantes acuden en número creciente.
No un milagro, sino una espada templada es vuestra vida.
En el camino hacia el Templo debéis soportar mucho polvo, y la suciedad del camino.

Aun la alegría de un mendigo es mayor ante la visión del sol.
Estoy contigo.

Las Hojas del Jardin de Morya I, La Llamada, sutra 172. 1924, Agni Yoga Society, Nueva York. Imagen: Gesar Khan, 1941, pintura de Nicholas Roerich