Trabajar para el bien del mundo entero, he aquí un maravilloso objetivo…
¿Es real? ¿Es una quimera? ¿Cómo intentarlo, desde nuestra pequeñez, uno entre siete mil millones de seres humanos, y muchos más miles de millones más de seres vivos?
El pensamiento de hoy nos da una respuesta: esforzándonos en manifestar el amor divino, en cada cosa, pequeña o grande.
En cada pensamiento, en cada respiración, en cada paso: desde la plena consciencia.
El ilimitado amor divino, ese que expresó Jesús en su hacer y en su mirada…
Es entonces cuando todo empieza a despertarse, a brotar y a fluir en nuestro interior.
Las reglas para nuestra emancipación verdadera están ya escritas, hace mucho tiempo.
El ejemplo de los Grandes Seres está ahí. Que el amor divino se derrame por todas partes, dice el antiguo mantram.
Que nosotros seamos el instrumento.
Todo lo demás es secundario.
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. : Imagen: excursión al jardín botánico de Calcuta de los niños del jardín de infancia del dispensario de Pilkhana, del programa Colores de Calcuta