Simbólicamente hoy abrimos un nuevo libro.
Las páginas están en blanco y podemos empezar a escribir pulcramente.
Podemos también dibujar paisajes y horizontes nuevos.
El día es gris, pero podemos decirnos: este año los colores serán más auténticos.
El comienzo es importante. Hoy puede ser un hermoso comienzo.
Cuando os despertéis por la mañana, pensad que este instante es el más importante del día. ¿Por qué?… Porque de él dependerá el resto de este día, y que de este día también dependerá cómo será vuestra vida en el futuro.
Jesús, que sabía esto, dijo: «No os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana se preocupará de sí mismo. A cada día le basta su propia malicia.» No preocuparse por el mañana, sí, pero a condición de pensar en el día de hoy, de vivir bien el día de hoy, si no cada día de mañana os lo pasaréis reparando las consecuencias de las faltas cometidas la víspera. Todos los que se ocupan de su futuro, despreciando las veinticuatro horas presentes, han dejado lagunas por todas partes en su existencia, y se hallan de nuevo en la tierra para corregir, reparar y sufrir. Si por lo menos lográis vivir bien veinticuatro horas, preparáis las veinticuatro horas futuras, no tenéis nada que reparar y el programa que se presenta es fácil de ejecutar: el terreno está desbrozado, no hay obstrucciones y así la vida es más fácil. Pero sobre todo comenzad por vivir bien los primeros instantes de este día para preparar las horas siguientes.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos (www.prosveta.es).