“A diario deposito una fe implícita en mis amigos con ojos y oídos, y ellos me explican la cantidad de ocasiones en que sus sentidos los engañan y les hacen errar el camino. Pero, aun así, a partir de sus testimonios reúno las verdades incontables y preciosas con las que construyo mi mundo , y mi alma es capaz de acceder a la belleza del cielo y de escuchar las canciones de los pájaros. A mi alrededor puede que todo sea silencio y oscuridad, pero en mi interior, en el espíritu, hay música y luz, y los colores resplandecen en todos mis pensamientos”.
Hellen Keller (1880-1968), “La puerta abierta” (1957), p38, Plataforma Editorial. Imagen: amanece en la costa de Almería, 30 enero 2016 (Shuel Laurent)