Cada uno de nosotros siembra cada día.

A nuestra disposición tenemos las semillas del odio, la violencia, la codicia, la ira, la ofuscación, el odio, la avidez, la arrogancia,  la división, la charlatanería.

También están las semillas de la compasión, de la buena voluntad y del amor.

Son las semillas de hacer el bien, que tienen que ver con el Ser interno al que ignoramos.

Mucho de lo que hoy plantamos en el mundo corresponde a la primera categoría.

Y dijo Jesús que recogemos lo que sembramos, que es la ley del karma.

Pero podemos elegir unas u otras semillas, antes de esparcirlas por la vida.

Cada semilla cuenta y cada nota es importante.

Es una elección para la que somos libres.

«¡Sembrad mejor, sembradores! ¡La tierra pronto estará lista! Si no se ayuda al mundo con una manifestación especial; la tierra no sobrevivirá».

Las hojas del Jardín de Morya, Volumen II, Iluminación, sutra 13, Aghi Yoga Society, 1925, Nueva York   Imagen: Foncebadón tras la gran nevada (León, Camino de Santiago) 5 de febrero de 2015 (El Trasgu de Foncebadón)