«Quizá llegue el tiempo en que el renacer en cada muerte sea un proceso de retiro consciente y programado, en que, como para el nacimiento, podamos establecer con relativa certeza la fecha probable de nuestro retiro, y entonces podamos celebrar en la hermandad del alma, con nuestros familiares y amigos, el feliz acontecimiento del regreso provisorio a la luz del alma. Hasta que la oportunidad de regresar, como Cristo, a la luz del Padre —la mónada o chispa divina— marque un punto culminante en nuestro camino ”.

Jorge Carvajal, “Por los caminos de la bioenergética. Un arte de curar” (1995) p. 234. Editorial Luciérnaga, 2006. Imagen: Otero del Rei, Lugo, 7 febrero 2016 (Koldo Aldai)