«Tenéis cada día toda clase de ocasiones para que os sintáis perturbados, maltratados, zarandeados; eso nadie lo puede negar; pero podéis, a pesar de todo, salvaguardar o restablecer en vosotros estados de conciencia superiores si adquirís el hábito de vivir en la atención y la vigilancia. Ya por la mañana, desde el instante en que os despertáis, procurad vigilaros; tratad de hacer todos los gestos de la vida cotidiana manteniendo vuestro pensamiento hacia el mundo divino de donde nos viene la luz. Ahí está la salvación.

Decidiros al menos a probarlo… Pronto constataréis que nada conseguirá abatiros durante mucho tiempo. Una mala noticia, una enfermedad, un accidente comenzarán, por supuesto, por sumergiros en la confusión, y es normal. Pero si habéis cogido la costumbre de mantener vuestro pensamiento fijo en el mundo divino, superaréis mucho más deprisa estas pruebas. Porque es al espíritu a quién Dios ha dado la omnipotencia.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: meditación en Baba’a Rock, Mount Abu, India, febrero 2014.