«Habéis cometido errores, habéis sufrido mucho… Olvidad estos errores y estos sufrimientos, haced un esfuerzo para proyectaros hacia el futuro. Pensad que sois un hijo, una hija de Dios, pensad que estáis predestinados a acercaros a la perfección de vuestro Padre celestial. Imaginad este estado extraordinario de dilatación, de dicha, de plenitud, y ya lo saborearéis, lo viviréis y empezará a realizarse en vosotros.
Cuando debáis afrontar una situación temible: pasar un examen, sufrir una operación, comparecer ante un tribunal, varios días antes ya os inquietáis preguntándoos cómo irá todo, y ya entonces vivís esos momentos penosamente… Y cuando pensáis que vais a encontrar a aquél o aquella a quien amáis, también vivís anticipadamente ese momento y sentís alegría. Entonces, puesto que el pensamiento os puede proyectar hacia un futuro muy próximo, ¿por qué no podría hacerlo a un futuro lejano? El poder del pensamiento es una realidad y el discípulo debe aprender a utilizarlo para avanzar en el camino de la perfección.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Imagen: Essouira, Marruecos, 8 de mayo 2016 (cortesía de Jaime Blanco)