«De algunos seres excepcionales se dice que llevan en la frente una marca que les distingue de todos los demás. Y es cierto, pero no es una huella que haya sido puesta por una entidad visible o invisible del exterior; este signo viene del interior, es la expresión de su realización espiritual. Porque todo lo que un hombre vive, sus pensamientos, sus sentimientos, sus estados de conciencia, sus actos, todo queda registrado y deja huellas no sólo a su alrededor, sino también y principalmente en su interior.

Todo nuestro ser está impregnado, moldeado, formado por las manifestaciones de nuestra vida psíquica. Sí, es una ley: cada vez que manifestamos bondad, justicia, paciencia, amor… estas virtudes se inscriben en nosotros, y no sólo se inscriben en nosotros, sino que crean a nuestro alrededor una especie de campo magnético que atrae del espacio fuerzas benéficas que nos protegen. Y porque en algunas personas este magnetismo es muy poderoso, se pudo afirmar que estaban marcadas con una señal especial.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Vista de las peñas de Haya desde San Marcial (Guipuzcoa)