El intelecto es importante, nadie lo pone en duda.

Pero hay realidades que sólo pueden captarse desde otros planos.

En estas notas hablamos permanentemente del alma, de nuestra esencia.

Los grandes sabios hablan de la luz del alma, una luz que todo lo ilumina.

Por eso la importancia del esfuerzo en contactarla, porque nos permitirá acceder a otro conocimiento.

Ese conocimiento es importante para entender las realidades que de otra manera permanecen ocultas.

El campo de descubrimiento es inmenso, nuestras facultades muy superiores a lo que pensamos.

Vivir desde la consciencia del alma, el gran reto, el gran gozo.

Esforzaos en tomar conciencia de que tenéis a vuestra disposición facultades muy superiores al intelecto. El intelecto sólo es un buen instrumento de trabajo para el estudio y la exploración de la materia. Pero incluso en la vida cotidiana, no es el mejor guía, porque no sólo tiene una percepción parcial de la realidad, sino sobre todo, en el fondo de todo lo que decide emprender, existe un móvil escondido, un interés, un cálculo egoísta que siempre terminará causando trastornos. Después de haber realizado un sacrificio, un gesto generoso, el hombre que se deja llevar por su intelecto, lo lamenta; cree que ha sido muy insensato al oír los consejos de su corazón o de su alma.

El intelecto tampoco es capaz de concebir cómo la fraternidad se realizará entre todos los hombres, cómo la tierra estará formada por una única familia, cómo el mundo entero vivirá en la paz y la armonía. No puede elevarse lo bastante arriba para descubrir los verdaderos remedios, las verdaderas soluciones. Lo que imagina, lo que propone a partir de su visión incompleta y egocéntrica de las cosas, siempre es defectuoso y no resolverá nada de un modo definitivo. Existen soluciones para todos los problemas que se plantean a los humanos, pero para hallarlas es preciso apelar también al corazón, al alma y al espíritu.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos (www.prosveta.es). Foto: niños en la guardería del dispensario de Pilkhana, Howrah, India, mayo 2009