Hoy Aïvanhov nos regala un pensamiento precioso.
Estamos en la tierra, nos dice, para que cada vez demos a nuestra alma y nuestro espíritu más poder para manifestarse.
Algunos (Jesús, Buda) les dieron poder pleno poder, pues fusionaron aquí en la tierra el Ser (espíritu) con la personalidad (materia).
La vida siempre sigue, aunque aquí nos enseñemos que acaba con la muerte.
Por eso el pensamiento de hoy está lleno de felicidad al recordar la inmortalidad del alma.
Este pensamiento nos puede ayudara vivir como seres libres y no como esclavos en un tiempo limitado y en un mundo dominado por la escasez.
Todos los grandes pensadores se han referido a la cárcel del cuerpo, de la mente y de las emociones…
Pero también en vida podemos salir de esa cárcel.
Los signos están por todas partes.
«La vida humana es como un ovillo de hilo que se desenrolla, y al principio el hilo es fuerte; pero a medida que pasa el tiempo, se vuelve delgado hasta que se rompe y es el final. Y para este final, cada uno debe prepararse para no sentirse asustado el día en que el ángel de la muerte venga a cogerle de la mano diciéndole: «Sal de esta cárcel en la que estabas encerrado. Ahora vete, eres libre».
Pero no basta con abandonar el cuerpo físico para ser libre. La muerte sólo es una verdadera liberación para aquél que, durante su estancia en la tierra, ha sabido hacer un trabajo interior para deshacerse de sus debilidades físicas y psíquicas. Si estáis en la tierra, es precisamente para que podáis trabajar y conseguir vuestra liberación, es decir para dar a vuestra alma y a vuestro espíritu cada vez más posibilidades para manifestarse. Cuando llegue la muerte, partiréis con la conciencia de que os vais a vivir a otro mundo… Después, tras un cierto período de tiempo, volveréis para continuar vuestro trabajo. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen, montaña “La Cathedrale”, Marruecos{jcomments on}