Nicholas Roerich realizó esta preciosa pintura en 1914.
El hombre en la atalaya reza por los viajeros desconocidos.
El titulo evoca lo que podemos hacer cada uno de nosotros: invocar.
Por la humanidad.
Por todos los seres sintientes.
Por todos los que sufren.
Somos hermanos, pero no queremos verlo, y seguimos haciéndonos daño.
Invocar, pensar en lo más alto, en vez de dejarnos llevar por la palabrería inutil y vana.
Podemos ser como Procopious, seres que bendicen todo a su alrededor y que con su pensamiento y su acción llevan luz y esperanza allá donde vayan.
Ese es nuestro trabajo para el día de hoy, y es un privilegio.
Imagen: “Procopious el bendecido ora por los viajeros desconocidos”, original de Nicholas Roerich (1914)