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En el Bhagavad Gita hay preciosas referencias al hombre que vive en paz.

Es el hombre manso y humilde al que se refiere Jesús.

Krishna dice de ese hombre sereno y ecuánime: “es mi amado”.

Los seres humanos somos dados al insulto y a la querella porque los patrones de comportamiento de nuestra sociedad son todavía violentos y agresivos.


Una parte de la humanidad seguirá un largo tiempo anclada en esa violencia y querella. Pero otra ya elige nuevos caminos, menos abruptos, con mayor luz.

Las preguntas son muy simples: ¿Contaminamos el mundo, lo purificamos? ¿Aportamos paz, aportamos guerra? ¿Llevamos luz, llevamos oscuridad? ¿Nuestras palabras construyen, o destruyen, unen o separan?

Muchas veces, por acción u omisión, plantamos malas hierbas dentro y fuera de nosotros. Somos labriegos que desparraman semillas tóxicas.

Un día, Alguien pudiera decir de nosotros: “trabaja conmigo. Es mi amado”.

Que ese día llegue pronto.

“El hombre sin odio a ser viviente alguno, benévolo y compasivo, desinteresado y exento de amor propio, inalterable a la desventura y a la bienandanza, sufrido, siempre contento, y aplicado al yoga, dueño de sí mismo, firme en su propósito, con el corazón y entendimiento dedicados a Mí; tal devoto mío es mi amado. Aquel que no conturba el mundo ni por el mundo es conturbado, que está libre de las emociones nacidas de alegría, enojo, competencia y temor, es también mi amado.
 
El que nada desea, el que sin pasión, sereno, ecuánime y puro renuncia a toda empresa egoísta, él, oh Arjuna, es mi amado”.

Bhagavad Gita, Sutra  12: 13-16, edición de Arkana, Penguin Books , Traducción propia.  Imagen: niño en Varanasi, India,, abril 2010.