En muchos ámbitos de la vida solo damos si se nos da algo a cambio. Aunque estemos de acuerdo con una reivindicación, solo cedemos a cambio de algo. Es un triste zoco.
Nuestras sonrisas se vuelven forzadas. Las miradas, sin brillo.
Es cansado ver cómo tropezamos una y otra vez en la misma piedra.
Algunos descubren la fuerza del corazón. Y empiezan a hablarse de alma a alma.
Descubren la dicha del alma. Su sonrisa ya no es forzada. Recuperan la esencia.
Bienaventurados ellos. Son la avanzadilla. Viven en plenitud, en libertad.
Cuando los cálculos se vuelven muy complejos y la Infiinitud se oscurece, entonces se recordará de nuevo el principio más simple: de corazón a corazón— tal es la ley de la fraternidad, la comunidad, la hermandad.
Comunidad de la Nueva Era, sutra 275, Agni Yoga Society (1926). Foto: Payaso en Zway, Etiopía, octubre de 2009.