El sábado se recordó la preciosa expresión de Miguel Angel Calle de “amistad solar”.
Se refería Miguel Angel a la actitud de emitir calor y luz en todas direcciones, emulando al sol.
Hilando con ello, hoy hablamos de emitir rayos de amor.
Será imposible hacerlo si estamos en “modo” normal, en el plano del ego, el gran impostor que dirige nuestras vidas.
Por eso la necesidad de subir a otro plano, el del alma.
En ese plano no hay contratos, amenazas, miedos, dominios y abusos de unos sobre otros.
Desde allí puede emitirse como hace el sol, y trabajar con una llave mágica que abre las corazas para llegar a los corazones.
Nuestro entorno cultural y social nos insiste en vivir desde el ego, a exigir servicio en vez de servir, a pensar siempre en nosotros antes que en los demás.
Según pasan los años, nuestro semblante, como una escultura, va siendo cincelado: así como pensamos, así somos.
Los sabios nos invitan a vivir desde el alma.
Los niños, en apariencia, no tienen ningún poder, son débiles… Pues bien, es precisamente por ello que tienen éxito allí donde los poderosos fracasan. Triunfan porque son espontáneos, vivos, naturales y porque despiertan el amor. Algunas personas, cuando formulan una petición a un ministro, explican, insisten… pero no obtienen nada. Y sin embargo, cuando su hijo pequeño llega, le abraza, le sonríe, lo acaricia y obtiene de su padre todo lo que reclama. El niño derriba las corazas, las barreras, y abre los corazones. Observad también cómo actúa el sol; brilla, envía su calor, y lo que ni la tormenta, ni el granizo, ni el viento, a pesar de su fuerza consiguen obtener, lo obtiene: los humanos empiezan a quitarse su ropa.
La conclusión que hay que aprender de estos ejemplos es que, si somos fríos, altivos, violentos, dominadores, las almas de nuestro alrededor se protegen con corazas. Llamamos y nadie responde. Pero si, por el contrario, nosotros las calentamos con nuestros rayos de amor, éstas dejan caer sus corazas para abrirse a nosotros. Las flores se abren con el calor y no con el frío.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: niñas etiope, octubre 2009