«Cuando ya no pueden soportar el presente, los humanos se refugian en el futuro. Pero no ganan nada con ello, porque un día u otro se verán obligados a rendirse a la evidencia: como este futuro imaginario no tenía ningún fundamento sólido, es el vacío lo que descubren y la angustia. Que empiecen pues por vivir bien hoy: ¡hay tantas cosas que disfrutar, que ver, que apreciar, que pensar! Pero para vivir el momento presente, deben aprender a detenerse, a hacer una pausa, a no dejarse llevar por la sucesión de los acontecimientos y por los estados interiores que estos acontecimientos crean en ellos.
La vida es un flujo ininterrumpido, desde luego, pero es necesario encontrar el medio de detenerse para poder poner un poco de orden en sí mismo, para sintonizar con ritmos más armoniosos. Y por eso es tan necesaria la meditación. Meditar, es ralentizar la marcha precipitada del tiempo, a fin de introducir en uno mismo un ritmo, una paz, una luz que dejarán su huella durante mucho tiempo.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en O Couso (Lugo) 12 enero 2016 (Javier León)