La tradición esotérica considera Wesak —el plenilunio de mayo, que tiene lugar mañana por la tarde— como el momento más propicio del año para recibir las energías de luz y de amor.
En esa fecha, se nos dice, el Cristo y el Buda se unen en presencia sutil para derramar sobre la humanidad amor y compasión.
Wesak es también el principal festival budista, y coincide este año con la presencia entre nosotros de Thich Nhat Hahn, que añade al momento una cualidad y una calidad muy bellas.
En sus charlas de estos días y desde su mirada profunda y amorosa, Thay ha hablado de la práctica de la plena consciencia y de algunas de sus principales derivadas: la compasión, la escucha amorosa, la unidad, la mente clara, la alegría, el gozo.
En nuestras sociedades prevalece la identificación de la felicidad, nos dice Thay, con la fama, el poder, el dinero y los placeres sensuales.
Pero esa identificación genera sufrimiento. Buda y Jesús hablaron de ello hasta la saciedad. Sus discípulos nos lo recuerdan de continuo.
Thay ha invitado estos días a la vida sencilla y consciente, al luminoso Reino de Dios que cada cual puede alimentar en su interior.
El Cristo y el Buda unen mañana sus manos…
Muchos buscamos y sentimos su presencia sanadora, y pedimos, con el antiguo mantram “que el amor del Ser Divino se derrame por todas partes”.
Que los hombres seamos instrumentos para que eso ocurra.
Imagen: charla pública de Thich Nhat Hahn en Barcelona, 8 mayo 2014 (Koldo Aldai)