Las enseñanzas luminosas están a nuestro alcance de muchas formas y maneras.
Nos descubren la vasta dimensión de la inmortalidad, la conexión con el Uno, la semilla divina en nuestro interior.
Nos dicen: cuando practicas las santas moradas, la teoría se convierte en práctica y ya nunca tendrás dudas.
Las enseñanzas nos ponen en el camino, antes recorrido por los Grandes Seres.
La fe, la esperanza, el amor, son fórmulas seguras, pero tardamos mucho tiempo, muchas vidas, en descubrirlas.
Todos, en diferentes momentos de la vida, podemos preguntarnos: ¿Es este el buen camino?
El buen camino nos necesita ligeros de peso y de ruido, limpios por dentro, eliminado todo aquello que nos retrasa.
Requiere que nos despojemos de todo lo que nos esclaviza.
Al poco de caminar, ya más livianos, descubrimos que ya jamás estamos solos y que la humanidad toda es nuestro hogar.
«Cuando recibís la luz de una Enseñanza espiritual tenéis ahí todos los medios para llenar vuestras lagunas, superar vuestras debilidades, entonces ¡no los dejéis perder! Si no poseyerais estos conocimientos, tendríais una excusa para continuar cometiendo errores. Pero no tenéis excusa, porque poseéis el privilegio inaudito de haber recibido los conocimientos que necesitáis. Así pues tratad de daros cuenta de esta suerte. Reflexionad… Sólo Dios sabe en qué condiciones, en qué miseria interior, cuantas limitaciones y cuantas desgracias sufriríais si no hubierais conocido esta Enseñanza. Así pues, continuad trabajando para alimentar y reforzar vuestro lado positivo y un día sentiréis que, suceda lo que suceda, ya no os podréis apartar más del buen camino.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Su obra está publicada en España por la Asociación Prosveta- www.prosveta.es. Imagen: Camino de Santiago, entre Foncebadón y Molinaseca, 30 de mayo de 2015