«¿Cuál es el único Dios verdadero? ¿Cuál, de entre todas las religiones, es superior a las demás? No os planteéis este tipo de preguntas y no esperéis tampoco que una religión os presente del exterior un Dios a adorar. A Dios debéis buscarlo en vosotros mismos. Mientras le busquéis en el exterior, en el cielo o en otra parte, siempre habrá una distancia, una separación entre Él y vosotros, y no Le encontraréis.
Y lo que es más grave todavía, es que buscando a Dios en el exterior de vosotros, os separáis de vuestro verdadero Yo. Por eso no conseguís reencontraros, y pasáis por toda clase de estados contradictorios: durante un momento os sentís en paz, el sentido de la vida se os aparece claramente, y después de repente os sentís angustiados, turbados y todo se oscurece. Mientras el ser humano no busque la Divinidad en sí mismo, mientras no trabaje para identificarse con Ella, titubeará, se sentirá acosado, vacilante.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en el embalse de Valmayor, entre Galapagar y El Escorial, Madrid, 11 de junio de 2016