En la vida humana es frecuente ver cómo los ideales se van perdiendo con el paso de los años.
Pequeñas traiciones que luego se convierten en grandes traiciones y que justificamos porque la vida es así, porque hay trampa dondequiera que miremos.
Los humanos nos adaptamos entonces a una realidad corrupta y engañosa, y en esa adaptación necesariamente nos corrompemos y engañamos.
La primera víctima de esa adaptación somos nosotros.
Por eso es tan importante mantener siempre el más alto ideal.
Si: el ideal es inalcanzable, como nos dice Aïvanhov, pero sin embargo llenará nuestra vida de poesía y de propósito.
Si: cuando el alto ideal es alimentado y cuidado, cuando abandonamos la traición, algo esplendoroso vuelve a nuestra vida.
Hacer brotar la vida divina en nosotros y a nuestro alrededor… ¿Acaso hay tarea más hermosa?
Poned siempre el más alto ideal en vuestro corazón y en vuestra alma. ¿Es irrealizable, inaccesible? Conservadlo de todos modos, alimentadlo. Es precisamente porque es inaccesible que la vida es maravillosa. Todo lo que es accesible pierde rápidamente su interés. Lanzaos a una empresa que de antemano sabéis que nunca se realizará. Esto es lo que os estimulará, lo que os llenará de entusiasmo, lo que dará poesía a vuestra vida. La psicología no ha estudiado suficientemente este aspecto de las cosas.
Diréis: «Pero eso no es psicología.» Precisamente sí, ésta es la verdadera psicología. Por lo tanto, no os preguntéis si sois capaces o incapaces, fijaos el más alto ideal: hacer brotar la vida divina en vosotros y a vuestro alrededor.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86), “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: Pinki en la residencia de Anand Bhavan del programa Colores de Calcuta, 6 febrero 2012, foto de Olga María Diego<http://www.OMDphotography.com>