En “La ciudad de la alegría” hay un pasaje en el que Teresa de Calcuta da instrucciones a un voluntario que atiende a un moribundo.
“Amale con toda tu fuerza” le dice.
Sitúa el verbo amar en en el campo de la creación: depende de nuestra voluntad.
El breve texto de hoy incide en esa línea y sugiere que nosotros podemos ser actores en la creación de un universo distinto.
Amar es un verbo, como tantos otros, que se perfecciona con la práctica.
Quizás habría que inventar otro término, tan pisoteado y tergivesado está el verbo amar en toda la palabrería que constituye nuestro mundo.
Pero los que practiquen el “ámale con toda tu fuerza” estarán sin ninguna duda en el camino de la sabiduría.
Se abrirá una luz entre las ramas.
El amor puede crear universos.
El amor y la sabiduría son uno.
Las Hojas del Jardín de Morya I, La Llamada, sutra 28, 1924, Agni Yoga Society, Nueva York. Foto: Arbol en La Habana, 3 enero 2010