Aïvanhov nos habla con frecuencia de que debemos pasar de la periferia al centro.

Es desde ese centro donde surge el alma que somos.

Desde ese centro el jeroglífico es entendible y la presencia divina es ya una realidad, no una ilusión.

Esa presencia divina puede encontrarse aquí en vida, en la tierra.

Muchos la han encontrado y la encuentran cada día en medio de las cosas simples y desde el ánimo más limpio.

Vayamos a su encuentro. Es nuestra decisión más importante, en verdad.

Para sentir la vida en toda su riqueza y en toda su belleza, debéis buscar en todas partes la presencia divina. Entonces, cada día os traerá nuevos descubrimientos y sobre todo os reforzaréis. No hay ningún medio más eficaz para afrontar las dificultades que profundizar e intensificar la vida interior. Pero, ¿qué hacen los seres humanos? Pasan todo el tiempo corriendo por la periferia de la existencia en busca de lo que ellos llaman éxito, logro,felicidad, y esta felicidad para ellos es frecuentemente sinónimo de facilidad: pero estas facilidades pueden en todo momento ser puestas en tela de juicio por los acontecimientos, y entonces se hunden. Es preciso encontrar en uno mismo ese punto firme que nada puede quebrantar; incluso aunque suframos, incluso aunque lo perdamos todo, sentiremos en nuestro interior la presencia de algo inquebrantable, algo que resiste a todas las tribulaciones.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Editorial Prosveta. Foto: niña de la residencia de Anand Bhavan dando su bienvenida a los 20 integrantes del I Viaje Solidario, Howrah, India, 29 enero 2011. Autor: Teófilo Calvo