Seguimos hablando de la pérdida humana.

Dadi Janki, máxima responsable de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris, de 94 años de edad, ha escrito estas líneas que acompañamos a propósito de Japón y del dolor humano.

Se refiere como tantas veces hemos hablado en estas notas a nuestra naturaleza de almas inmortales, pase lo que pase.

Pero pone en la mesa un imperativo, con el que coincidimos: “es imperativo que dediquemos un tiempo diario para distribuir luz y fuerza a nuestros hermanos y hermanas”. Nos pide también que profundicemos en el regalo de la paz: paz en todas nuestras relaciones personales.

Los dolorosos acontecimientos externos pueden ayudarnos a despertar a la necesidad de que cada uno de nosotros seamos agentes de paz y de buena voluntad. La voluntad al bien debe ser nuestro motor. Ayudar al que lo necesita, en la medida de nuestras posibilidades, nuestra actitud.

No podemos ser un elemento más de querella y discordia en el mundo. Ya hay suficientes. Al contrario, cada uno de nosotros tiene la posibilidad de unirse al ejército de la paz y de la compasión, el único que puede llevar a la victoria en la Gran Batalla.

Requiere personas decididas, valientes, conocedoras de que el hombre puede también aflorar su divinidad. Por eso el encabezamiento de la carta de Dadi Janki.

“Con cada gota de paz que creamos estamos creando una reserva de reconciliación”.

Que seamos esas personas, hoy 15 de marzo y toda nuestra vida.

Mis queridos hermanos y hermanas divinos,

Los elementos de la naturaleza nos han demostrado de nuevo lo poderosos y destructivos que pueden ser a pesar de nuestro conocimiento científico y nuestros avances.  No necesitamos mayores pruebas de la supremacía de las fuerzas de la naturaleza. Nos da una lección de humildad y esto nos devuelve a nuestras raíces espirituales, la esencia de nuestra ser, y el manantial de donde todo fluye.

Mi compasión más profunda se dirige a todos los afectados por este terremoto. Agarra firmemente la mano de Dios y deja que El sea tu guía en estos tiempos oscuros. No es fácil la pérdida de seres queridos, sin embargo el conocimiento de que el alma es eterna nos conforta y sabemos que los que se han ido están realmente en las manos de Dios.

Y en cuanto a la familia global, es imperativo que dediquemos un tiempo diario para distribuir luz y fuerza a nuestros hermanos y hermanas compañeros de viaje y a nuestro precioso planeta, Madre Tierra. Ella nos ha dado sus abundancias y estamos en deuda con ella. No podemos continuar solo tomando; necesitamos devolverle algo.

Nos está pidiendo por el regalo de la paz: paz en nuestras relaciones personales, paz entre las naciones, paz con nuestros limitados recursos y paz con Dios. Con cada gota de paz que creamos, estamos creando una reserva de reconciliación: con nosotros mismos, con el mundo, con nuestros compañeros de viaje y con la naturaleza.

Es muy importante que no nos enganchemos en una telaraña de preguntas de por qué, qué y cómo —esta confusión no permitirá ni estabilidad interna ni calma. En vez de ello, necesitamos tomar responsabilidad sobre nuestras vidas y construir la fuerza interna, de tal forma que podamos enfrentarnos a los muchos retos que tenemos enfrente.

Nuestros centros en todo el mundo han intensificado sus meditaciones y un número mayor de yoguis están meditando para extender las vibraciones del yoga al mundo. Por favor únete a nosotros.

Con luz y amor,

Y en recuerdo del Divino,

BK Janki

Mensaje de Dadi Janki a propósito del terremoto de Japón. Foto: pescando en el Ganjes, 24 abril 2010