Hoy se nos habla de la vida iluminada, radiante.

Esa vida no es la vida del consumo, del intelecto excluyente, del materialismo, del provecho personal sin pensar en el otro, en el mundo.

Tampoco lo es la vida de la distracción, del entretenimiento, de la crítica destructiva, de la envidia, del ruido.

La vida iluminada y radiante la sentimos en muchos niños, absortos en sus juegos, atentos al presente. En la humildad. En la aceptación.

Con frecuencia en el tercer mundo, con menor frecuencia en occidente donde a los niños pronto se les convierte en “pequeños adultos”.

La vida iluminada y radiante se produce cuando se contacta con el alma, consciente o inconscientemente.

Una chispa interior nos recorre, una sensación de éxtasis, y también de equilibrio.

Muchas de las influencias externas y nuestros propios pensamientos nos arrastran sin embargo a la vida oscura, apagada. Y allí, en esa oscuridad, vivimos largo y triste tiempo.

¿Por qué no empezar, desde hoy 15 de mayo, a hollar ese otro camino de la vida iluminada?

Todo está escrito hace mucho tiempo, y solo falta vivirlo.

¡Si los humanos pensaran en proteger su vida, en conservarla en la pureza más grande, tendrían muchas más posibilidades de realizar sus aspiraciones! Porque la vida iluminada, radiante, es la fuente de todas las riquezas. Desgraciadamente, muy pocos conocen esta verdad. La mayoría desperdician su vida, y cuando se encuentran totalmente agotados, sin ninguna afición ni energía para emprender cualquier cosa, no comprenden, se quejan. Al menos que no se quejen y reconozcan: «Bueno, he tenido experiencias, pero me doy cuenta ahora de que me he equivocado, comprendo lo que hubiera debido hacer. En adelante, me comportaré de forma más inteligente.»

Entonces, vosotros que recibís la luz de esta Enseñanza, permaneced atentos. Si necesitáis una ciencia, la única, la verdadera, es ésta: cómo preservar vuestra vida, sabiendo, desde un principio, que solamente la calidad de vuestros pensamientos y de vuestros sentimientos actúa sobre vuestras reservas de energía, sobre la quintaesencia de vuestro ser. Es por ello que la mejor manera de preservar su vida, es ponerla al servicio del Cielo.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Foto: paisaje de Bhutan, 15 mayo 2010