Se nos habla hoy de la calidad del pensamiento.

Nuestros pensamientos pueden ser elevados, neutrales y tóxicos.

Los tres tienen una cualidad, a la que se refirió Jesús: “así como pensamos, así somos”.

El pensamiento nos hace libres o esclavos.

Es frecuente hoy optar por la esclavitud.

El pensamiento elevado retroalimenta en nosotros la conexión con los mundos sutiles, y nos hace libres, elimina  barreras y fronteras.

La actividad del día, cualquiera que sea nuestro trabajo, se verá enriquecida o empobrecida por la calidad del pensamiento.

Tenemos a nuestra disposición un instrumento excepcional para, como nos dice Aïvanhov, buscar la sabiduría, el amor, la verdad, la justicia y la bondad.

El pensamiento noble es la puerta a la libertad.

¿Queréis sentiros libres? Trabajad para ennoblecer vuestros pensamientos y vuestros sentimientos, porque la verdadera libertad es la libertad interior. Es evidentemente deseable tener también libertad en nuestros movimientos del plano físico, pero considerad que esta libertad es secundaria. La única libertad a la cual vale la pena aspirar, es la libertad interior. Porque ¿de qué os servirá poder ir libremente adónde queráis, si transportáis en vosotros pensamientos y sentimientos que os envenenan, que os atan y que acabarán un día por inmovilizaros en la cama? ¿De qué libertad podremos hablar en este momento?

No busquéis pues tanto la libertad física, porque ésta es la que os ofrece a menudo todas las posibilidades de perderse y de caer en las trampas. Buscad la sabiduría, el amor, la verdad, la justicia, la bondad, ya que entonces, allí donde estéis, cualesquiera que sean las condiciones, os sentiréis libres.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: aproximación a los valles de Zanskar y Markha, Ladakh , India (1 julio 2010) (foto de Jonás Cruces  <http://www.todovertical.com/>