El alimento es una carta de amor del Creador, hemos leído y vivido.
Se nos invita a que despertemos a la práctica de comer desde la plena consciencia, una práctica que puede llevarnos a “sentirnos en el reino de Dios” (Thay).
Son tres oportunidades cada día para agradecer y para ser muy conscientes de la maravillosa energía que entra en nuestro cuerpo para darle vida.
Comer lo justo, con la mayor atención y agradecimiento, constituye un yoga profundo, una oportunidad de unión y de comunión.
Esta práctica, mantenida en el tiempo, ayuda a encontrar orden y gozo interno. Es además fuente de salud física.
Habla Thay de tocar la dimensión última de la vida.
«Comiendo, también practicamos. Nos debemos instalar en el aquí y el ahora para poder comer realmente… La comida es una práctica muy profunda. Podéis comer de tal manera que os sentís en el paraíso, en el reino de Dios, y tocáis la dimensión última de la vida”.
Thich Nhat Hanh; “Toucher la vie”, páginas 38-39, Editions Dangles, 2001. Imagen: Vista desde Dois Irmaos, Rio de Janeiro, septiembre 2011 (Alejandro Vértiz)