«Desde la mañana, pensad en sintonizaros con las entidades celestiales. Decidles que queréis entrar en su armonía. Llamad a todas esas criaturas luminosas que pueblan el espacio. Concentraos un momento en ellas, pensad lo bellas y puras que son, que están llenas de amor. Si vuestro deseo es sincero, por la ley de la afinidad, llegaréis a entrar en contacto con ellas. Algo ocurrirá en vosotros. Sentiréis que vuestro corazón, vuestro intelecto, vuestra alma y vuestro espíritu vibrarán al unísono con el mundo divino, y todo vuestro ser se convertirá en un instrumento bien sintonizado.

¡Hay tantos encuentros y acontecimientos en la vida que están ahí para trastornaros y haceros perder vuestra paz! Pero, pase lo que pase, siempre os queda la voluntad de sintonizaros con el mundo divino para que la armonía venga a habitar en vosotros.”

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: cerca de O Couso (Lugo), 14 de marzo de 2016 (cortesía de Koldo Aldai)