Las presencias invisibles a las que se refiere el pensamiento de hoy nos visitan una y otra vez.

Cuando hemos establecido orden interior, esas presencias vuelven con más y más frecuencia, hasta que un día se instalan definitivamente.

La vida está presente en todas partes: en primavera es fácil percibirla en el exterior, exuberante en plenitud y en belleza.

Pero con la debida atención podemos empezar a descubrirla en los rincones más insospechados.

Llegará un día en que todo será una gran sinfonía para nosotros.

“Cada árbol y cada planta del prado parecen estar danzando; aquellos con ojos comunes sólo los verán fijos e inmóviles”, escribió Rumi, el místico sufi, a propósito de esta sinfonía.

La sinfonía ya existe. Podemos prestar la mayor atención para escucharla, y el mayor cuidado para no interrumpirla.

Y algunos, los más atentos, podrán también añadir sus cantos melodiosos.

La atención mantiene el amor, mantiene la vida. Así pues, prestad atención a los árboles, a las flores que encontráis en vuestro camino, a las gotas de rocío, a las mariposas, a los pájaros.

También podéis comprender este consejo interiormente. Porque también en vuestro interior hay mariposas que revolotean de flor en flor y pájaros que cantan. A veces, al abrir vuestra ventana por la mañana, os sentís habitados por presencias invisibles, semejantes a las que viven en los cuentos de hadas, y es como si las gotas de rocío brillaran sobre las flores y las hojas de vuestra alma. Poned atención en esta sensación, no dejéis que se desvanezca sin tratar de retenerla por lo menos un momento.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Su obra está publicada en España por la Asociación Prosveta Española- www.prosveta.es. Foto: remero en Benarés, India, 1 mayo 2010