«Experimentar sin cesar nuevas necesidades, es evidentemente un signo de evolución; pero esta avidez, esta voracidad que impulsa a tanta gente a buscar su satisfacción en el plano físico, es lo que les lleva a devastar y a polucionar el planeta y conduce a la humanidad a la catástrofe. Muchos son conscientes de ello, pero se obstinan en esta vía ¿Por qué? Simplemente porque ignoran qué es lo que deben buscar y dónde buscar: no se conocen, no han tratado nunca de explorar su mundo interior para descubrir en él las verdaderas riquezas.
Si los humanos supieran que el Creador ha depositado en ellos, en estado sutil, el equivalente a todo lo que pueden encontrar en el universo, en lugar de querer acaparar todo lo que está al alcance de sus manos, se alimentarían y se embellecerían con las riquezas que descubrirían incesantemente en ellos, las riquezas del espíritu. Y entonces, no sólo no destruirían nada, sino que todo lo que después realizarían en el plano físico, estaría marcado con el sello del espíritu.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Imagen: Essouira, Marruecos, 7 de mayo 2016 (cortesía de Jaime Blanco)