Existe el mundo del pan y el circo: las televisiones, las revistas, el fútbol, el dedo en el ojo del otro, nos acercan a él.
La cobra hipnotiza a la víctima antes de la picadura mortal, al igual que el mundo del pan y el circo nos adormece largo tiempo.
Existe otro mundo luminoso, también aquí en la tierra. Es un mundo lleno de propósito, y en el que también vive la poesía.
Poesía no incompatible con pagar la hipoteca, cumplir con la nómina, reir, trabajar, estar aquí y ahora, en este siglo.
Se trata de elegir un mundo oscuro o uno luminoso.
En el primero andamos a tientas, tropezándonos con todo.
En el segundo se comienza a percibir la verdadera realidad de las cosas.
En esa magia podemos movernos los humanos. También podemos insistir en el dedo en el ojo, a pesar del cansancio y del dolor ya acumulados.
Muchos están ya en busca de la luz.
Cuando sale el sol por la mañana, las formas, los colores, todo comienza progresivamente a aparecer con claridad. Lo que el sol es así para la naturaleza y el mundo físico, lo es la luz divina para la conciencia del hombre. La lucidez, el pensamiento justo sólo los obtendrá si se esfuerza en aproximarse a esta luz. Desde el instante en que la luz penetra en su consciencia, todo se ilumina, y comienza a percibir la verdadera realidad de las cosas.
Así pues, pensad en la luz, rodearos de luz, introducir la luz en vosotros. Porque la luz también es la protección más poderosa. Así como el fuego por la noche ahuyenta a las fieras, igualmente el rayo de luz que proyectáis con el pensamiento rechaza las presencias y las corrientes oscuras que amenazan vuestra paz interior.
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Foto: niñas residentes en Anand Bhavan (la Casa de la Alegria), programa de Colores de Calcuta, 29 enero 2011