Un porcentaje muy alto de las enfermedades de la humanidad procede de lo que comemos y de cómo lo comemos.
El pensamiento de hoy nos habla de la atención al comer.
Nos recuerda la importancia de comer en armonía, y en actitud de agradecimiento por la fuerza, energía y vitalidad que recibimos.
Es una regla simple para una vida que nos pide en muchos ámbitos recuperar la sencillez.
Es un momento de introspección y agradecimiento tres veces al día.
Introspección y agradecimiento que nos curan por dentro, que nos llenan de fuerza y también de paz.
Cada bocado puede ser una nota en el precioso arte de bendecir.
Tres meditaciones al día en vez de tres distracciones para comer hasta reventar.
La vida puede cambiar.
El dominio de uno mismo es un aprendizaje difícil. Pero podéis comenzar con ejercicios sencillos, cómo aprender a controlar vuestros gestos durante las comidas. En la mesa, hay bandejas, platos, botellas, vasos, cuchillos… Esforzaros en desplazarlos sin golpearlos, y después constataréis cómo el resto de la jornada esta armonía se irá reflejando en vuestras diferentes actividades.
Pero no basta en esforzarse en no hacer ruido, aprended también a concentrar vuestra atención sobre el mismo alimento. Intentad dejar de lado vuestras preocupaciones para pensar solamente en el alimento, maravillándoos de todo lo que Dios ha puesto en él como fuerzas, energías, vitalidad… Cuando hayáis aprendido a comer en este estado de armonía, seréis capaces de asumir sin fatiga todas vuestras tareas del día, y esto solamente porque os habréis ejercitado mientras estabais en la mesa.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86) , Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Foto: colegiales en Namche Bazar, Nepal, mayo 2004