El pensamiento de hoy nos habla de una elección personal.

Con frecuencia hablamos en estas notas de las regiones sutiles.

Para acceder a ellas se requiere una vibración, una consonancia, un alineamiento entre el yo-personalidad y el Yo-alma.

Lo percibimos claramente con la alimentación: una comida copiosa y pesada embota el cuerpo y la mente. Una comida ligera nutre sin embotar.

Según la vibración que predomine, nuestra vida se desarrollará en una u otra región.

Están las regiones más bastas y zafias, y están las regiones más sutiles y puras.

Según dónde estemos veremos el mundo con otros ojos.

Cuando caminan por la calle, los liberados vivientes ven a Dios.

El hombre zafio solo ve el mundo de los engaños y de las mentiras.

La vibración en la que queremos estar es siempre una elección propia.

¿Acaso los humanos buscan seres que los inciten a elevar su inteligencia y su corazón para alcanzar cada vez más un grado superior en la comprensión de la realidad?… Es muy raro. Generalmente prefieren a todos aquéllos que los mantienen en sus gustos y sus opiniones, por no decir sus debilidades y sus pasiones. Incluso esperan de un Maestro espiritual que les diga lo que quieren oír. Y, sobre todo, que ¡no les zarandeen por sus hábitos!

Pero un Maestro espiritual está obligado a decir la verdad. Después, le corresponde al discípulo escoger y decidirse sobre la comprensión de las cosas. Y el Maestro lo sabe: el discípulo irá exactamente a las regiones psíquicas y espirituales con las que sus vibraciones entren en consonancia. Existe una mecánica cósmica, y esta mecánica es absoluta. Cada ser es atraído y absorbido por la región con la que está en consonancia.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Acuarela de Dora Gil, “Eclosión”  http://www.doragil.com/