Nuestras conquistas pueden ser de dos tipos: materiales y espirituales.
Aïvanhov nos habla de los límites y de las esclavitudes de las primeras. Siguen produciendo brechas abismales entre los ricos y los pobres. Generan estancamiento que solo puede desbloquearse compartiendo, dando oportunidades, utilizando los recursos en el bien común, considerando la gestión de esos recursos inmensos como una responsabilidad para distribuir savia a la humanidad.
Las riquezas espirituales en su dimensión última son las del boddhisatva, que en su amor por todos los seres que sienten no querrá dejar la rueda de la vida hasta haber asegurado el refugio a todo ser vivo.
Entre uno y otro extremo estamos nosotros. Hay que desmantelar los miedos a la escasez y a la penuria con los que los medios de comunicación nos bombardean, y pensar en el compromiso de compartir, de dar, de darse, de buscar al hermano en el otro. Las parábolas de Jesús no dejan lugar a dudas. Es el gran reto de la humanidad ahora mismo, y hay una parte de la humanidad que está respondiendo poderosamente a este reto.
Por pequeñas que sean nuestras posibilidades, todos tenemos un trabajo importante a hacer en este campo y a medida que profundicemos iremos percibiendo con total claridad la conquista de nuevas parcelas de libertad y de emancipación.
Empezaremos entonces a enriquecernos de verdad.
La gente que pone todos sus esfuerzos en conseguir el éxito material no puede mostrarse muy generosa. Sienten que siempre se hallan amenazados de perder lo que poseen, porque están a merced de los acontecimientos, o de la malevolencia, o de competidores más activos o hábiles que ellos. Es por tanto normal que duden en compartir con los demás lo que tienen tanto miedo de perder. Y no sólo no lo comparten, sino que harán todo lo posible para conservarlo, aunque para ello deban mostrarse egoístas, despiadados y crueles.
Por el contrario, aquél que ha trabajado en adquirir riquezas espirituales sabe que nadie puede arrebatárselas, y siempre está dispuesto a compartirlas, porque siente que tratando de beneficiar a los demás, es él quien se enriquece.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos (www.prosveta.es). Foto: niños en el poblado de Salgaon, Rajhastan, 3 mayo 2009