El pensamiento de hoy nos habla de la purificación interior que la mayoría de los humanos tenemos pendiente.

Esta purificación es necesaria para que podamos ver el mundo y la vida con otros ojos.

Cuando esta limpieza se produce, nos es dado ver otras cosas, percibir lo que antes no percibíamos.

Este proceso es gradual y según se manifiesta van cayendo ciertos velos. Contemplamos entonces con asombro lo que antes no veíamos: un árbol, una flor, la mirada del otro.

El mundo sutil está ahí, a la espera de revelársenos en múltiples circunstancias. Pero nuestra antena debe estar preparada para captar las ondas emitidas.

Sri Yukteswar, el maestro de Yogananda, dejó dicho: “el mundo está buscando el conocimiento espiritual y los seres humanos necesitan ayudarse mutuamente, con amor”.

En esa ayuda a la que se refiere está el principio del descubrimiento.

Sabed que no podréis encontrar nada fuera de vosotros que no hayáis previamente encontrado en vuestro interior. Pues incluso lo que se os aparece externamente, si no lo habéis encontrado ya internamente, pasaréis sin verlo. Cuanto más descubráis interiormente el amor, la sabiduría, la belleza, más los descubriréis a vuestro alrededor. Os pensáis que si no veis algunas cosas es porque no están ahí. Si, están ahí; pero si no las veis, es porque no las habéis desarrollado internamente en vosotros. El mundo externo, no es más que un reflejo del mundo interno. Así pues, no os hagáis ilusiones; no encontraréis nunca la riqueza, la paz, la felicidad externamente, si no habéis hecho primero el esfuerzo de encontrarlas internamente.

Omraam Mikhäel Aïvanhov,  Reglas de oro para la vida cotidiana, p24, Colección Izvor, Editorial Prosveta. Imagen: flores en Oxford 11 julio 2011, regalo de Guido del Buono