Hoy se nos habla de abrirnos al mundo.
De considerar a la humanidad como una, sin fronteras, sin barreras.
De abarcar el infinito con la mente y el corazón.
Olvidar nuestro pequeño y limitado mundo para abrirnos a la inmensidad.
Se nos anima a orientar nuestra vida en la dirección de embellecerla, consagrarla, santificarla.
Ante nosotros se abren nuevas posibilidades para vivir en la paz y también en la luz.
“¡No os refugiéis en lo que es pequeño, limitado! Abarcad el infinito y vuestro gozo será también infinito, tendréis sin cesar la, felicidad, la luz, la fuerza, la plenitud… En vez de tomar unas pequeñas botellas de alguna parte, id a beber al océano, porque el océano es tan vasto que podréis beber en él durante miles y miles de años sin agotarlo. Si, mis queridos hermanos y hermanas, id a beber en el océano infinito! ¡Que la luz y la paz estén con vosotros!”
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), “Los poderes de la vida” página 46, Editorial Prosveta. Imagen: cielos en Andaman (India) 4 de mayo de 2015 (Omsita OM)