Hoy se nos llama a la pureza de pensamiento, palabra y acción.

A ser puros y verdaderos, a que la conducta se ajuste a las palabras…


La verdad es sanadora. La mentira enferma.

Cuando los seres humanos mentimos estamos comprando un billete seguro para la enfermedad y la decadencia.

Cuando los seres humanos somos puros y dignos, compramos un billete al destino más hermoso: la Patria celestial.

Si, esa patria está aquí en la tierra, en la certeza del Ser.

En esa patria el sol siempre brilla.

«Para vuestra buena evolución, es importante que comprendáis la relación que existe entre la vida pura y la claridad de la visión espiritual. Únicamente la pureza puede darnos una visión correcta de las cosas: siempre nos orienta, nos advierte, nos protege. Vuestro ojo interior, en cuanto siente que corréis el riesgo de extraviaros en regiones oscuras o peligrosas, os previene de que hay que cambiar de dirección. Sentís una duda, una inquietud… es la prueba de que este ojo, de que esta conciencia, os dice: «Cuidado, por ahí vas a hundirte en las ciénagas, no vayas más lejos, retrocede.» Y después, cuando habéis logrado restablecer la situación, os dice: «Ahora sí, estás en el buen camino. Síguelo, te llevará muy arriba, hasta el Templo que brilla en la cima, el Templo del Santo Grial, la Patria celestial.»»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Foto de Lu Torralba en Mirambeau, Poitou-Charentes, Francia, 27 septiembre 2013