Hoy se nos habla de un mundo que normalmente no vemos, pero que en determinados momentos sentimos intensa o fugazmente.
El despertar de la consciencia significa quitar velos para ver más y más ese otro mundo, que está ahí, siempre.
A través de los sentidos físicos, todo a nuestro alrededor enfatiza la dimensión material, que es una realidad limitada y distorsionada, y desde la que no puede accederse a ese otro mundo.
Por eso también tenemos órganos de los sentidos espirituales, que nos permiten acceder a otra realidad.
Nuestro lado espiritual supone una expansión, un vuelo que hace posible ver desde la altura y comprender el todo.
La plenitud de la vida humana se logra mediante la integración de las dos realidades, logrado que la materia sea instrumento afinado del espíritu.
En esa integración, yo soy tu y tu eres yo, y ya no hay barreras.
«El ser humano posee un alma que sólo puede expandirse en la inmensidad, en lo infinito. Por eso, aunque el mundo físico que percibe gracias a los órganos de los sentidos le es útil, indispensable, y presenta por su variedad un gran interés, sólo puede satisfacerle en parte, y no basta para llenar su existencia.
¿Por qué les gustan tanto los cuentos a los niños? ¿Y por qué también la mayoría de los adultos se refugian, en cuanto pueden, en unos universos extraños, de lo fantástico e irracional? Porque se trata de una necesidad innata del ser humano: Dios lo ha creado para vivir en los dos mundos, objetivo y subjetivo, visible e invisible, material y espiritual. Posee pues las capacidades para entrar en relación con estos dos mundos y tiene necesidad de los dos. Pero no debe confundirlos: la realidad que percibe gracias a sus órganos de los sentidos físicos (tacto, gusto, olfato, oído y vista) no es la que percibe con sus órganos de los sentidos espirituales: el aura, el plexo solar, el centro Hara y los chacras. Se trata de dos mundos diferentes cuyo conocimiento necesita de «instrumentos» diferentes que deben aprender a utilizar.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86) , Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago entre Oliveiroa y Finisterre, 10 de junio de 2015