Ya con nuestro pensamiento regenerador y amoroso podemos ser parte de este trabajo.
Ayer en la meditación 80 personas invocaron ese sendero de la rectitud al que se nos llama.
Y ese sendero es nuestro destino, a pesar de cuanto acontece.
Se dijo: “Que el amor del ser divino se derrame por todas partes”.
Se dijo: “Que vuestro arco esté tenso para que las flechas más benévolas lleguen muy lejos”.
Se nos invitó a ser, a contactar nuestro alma.
La personalidad nos ofusca, nos limita.
Pero cuando el alma se contacta, un foco de luz lo ilumina todo.
Descartemos los prejuicios, ayudemos a la Humanidad…
¡Amigos míos! La felicidad reside en el servicio
a la salvación de la Humanidad.
Descartad todos los prejuicios y, convocando vuestras fuerzas espirituales,
ayudad a la Humanidad.
Encaminad lo feo hacia el sendero de la belleza.
Así como el árbol renueva sus hojas, así florecerá la Humanidad
sobre el sendero de la rectitud.
Las hojas del Jardín de Morya, sutra 4, Agni Yoga Society, 1924. Foto: niña en el poblado de Salgaon, India, mayo 2009