«Nuestra vida no es más que una sucesión de intercambios que hacemos con el universo. La vida cósmica entra en nosotros y nosotros la impregnamos con nuestras propias emanaciones, después la devolvemos. De nuevo absorbemos esta vida, y de nuevo la devolvemos. Las manifestaciones más evidentes de estos intercambios son la nutrición y la respiración. Si son obstaculizados aparece la debilidad, la enfermedad y la muerte.
Pero los intercambios que debemos hacer para vivir no se limitan a la nutrición y a la respiración. O más exactamente, consisten en alimentarse y respirar también en las diferentes regiones del universo para alimentar nuestros cuerpos sutiles: los cuerpos etérico, astral, mental, causal, búdico y átmico. Cuando comprendáis cómo es posible hallar en el universo el alimento conveniente para vuestros diferentes cuerpos, sentiréis que vuestra vida resuena como una inmensa sinfonía. Pero hay que empezar primero por restablecer las comunicaciones, para que las corrientes de energía puedan circular entre el universo y vosotros. Y el restablecimiento de estas comunicaciones sólo puede hacerse con un trabajo del pensamiento.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: la preciosa alameda en la orilla del Río Carrión, en la calzada romana, Carrión de los Condes (Palencia), Camino de Santiago, 13 enero 2016 (Marga Lamoca)