El viernes se nos hablaba de la palabra, y hoy de la mirada.

Alerta Aïvanhov sobre las miradas que expresan desprecio, deseo, codicia, hostilidad.

Nos pide que tengamos una mirada clara, sincera, que emita ondas vivificantes.

El mundo está lleno de miradas hoscas, llenas de violencia.

La mayoría de los humanos desconoce el valor terapéutico de una mirada amorosa: para el que recibe esa mirada pero sobre todo para el que la emite.

Es un trabajo muy profundo el que puede realizarse con la mirada, hasta llegar a mirar a los ojos del otro intentando escudriñar el alma del otro.

Surge entonces la mirada de alma a alma, que todo lo puede. Es una mirada que irradia la vida divina que podemos descubrir en nuestro interior.

Enviar amor desde la mirada, a toda la creación y a todos los seres: ese es el gran privilegio a nuestro alcance.

Si bien la mayoría de los humanos han aprendido a dominar más o menos sus gestos y sus palabras —no se lanzan sobre el primero que les molesta o les atrae para golpearle o abrazarle, no dicen a cada persona, brutalmente, lo que piensan de él–, todavía no han aprendido a dominar su mirada, que no cesa de expresar codicia, sensualidad, desprecio, hostilidad… Puesto que una mirada no produce en el plano físico efectos tan visibles como un gesto o una palabra, nadie ha sido nunca condenado por una mirada. Y sin embargo, ¡cuántos disturbios y daños producen algunas miradas en el plano sutil!

La mirada es una proyección de fuerzas, de energías benéficas o maléficas, tenebrosas o luminosas; por eso es preciso aprender a dominarla, a educarla, para que no produzca más que efectos benéficos. La vida espiritual comienza también por la educación de la mirada. Procurad acercaros a los seres enviándoles únicamente miradas de amor desinteresado y de luz, como el sol, que mirándonos cada día, nos envía ondas vivificantes. Dondequiera que vayáis, vigilad, para que vuestra mirada sea sincera, clara, cálida, a fin de que los seres que encontréis reciban a través vuestro algunos rayos de la vida divina.

Omraam Mikhäel Aïvanhov,  Reglas de oro para la vida cotidiana, p59, Colección Izvor, Editorial Prosveta Española. Imagen: muchacho en Mount Abu, India, octubre 2008