El pensamiento de hoy habla sobre el uso de nuestra energía.

Desde los 50.000 pensamientos diarios que se dice tenemos, hasta los muchos actos de cada día, nuestro consumo de energía vital es muy elevado.

Habla Aïvanhov del despilfarro de nuestra fuerza, sin pensar en nuestra fuente.

Y nos insta a proteger la fuente, a conservarla en la mayor pureza, en la mayor luz…

Hay un objetivo que debe presidirlo todo: mantener nuestra vida en la pureza, en la armonía, en la luz.

Ese es el gran camino, en el que poco a poco lo denso se hará sutil y seremos habitados por la energía más elevada.

Los que eligen ese camino son en verdad los sabios.

«Interrogad a algunas personas al azar, preguntadles si les importa mucho la vida… Es probable que todas os respondan que sí. Entonces, ¿por qué la despilfarran corriendo detrás de unas adquisiciones que no son tan importantes como la vida misma? Si pensasen primero en esta fuente que hay dentro de ellos, para protegerla, para conservarla en la mayor pureza, en la mayor luz, tendrían sin cesar nuevas posibilidades para realizar sus mejores deseos.

Puesto que han recibido la vida, los humanos creen que pueden utilizarla como les apetezca… ¡Pues no! Cuando se han pasado años satisfaciendo sus codicias, sus ambiciones, se encuentran un día agotados, asqueados. Y si ponen entonces en la balanza lo que han obtenido y lo que han perdido, se dan cuenta de que han perdido mucho para ganar muy poco. ¿Acaso es esto inteligente?… Así pues, en vez de correr tras adquisiciones inútiles o incluso perjudiciales, esforzaos en mantener vuestra vida en la pureza, la armonía, la luz. Cuando hayáis aprendido a hacerla más sutil, más intensa, podréis tocar en el espacio corrientes, entidades que vendrán a sosteneros y a inspiraros sin cesar.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Foto: Imagen de Bhutan