Esta tarde entre las seis y las siete comienza la primavera en el hemisferio norte.

Es el momento de liberarnos de todo lo que interiormente es viejo y caduco, se nos dice.


Es  una oportunidad para soltar lastre y adquirir livianidad, pureza.

Cada año el mismo milagro del aire que nos envuelve suavemente y que sabe dulce y limpio.

El milagro de los colores vivos.

Cada año, el mismo recordatorio para dulcificar y vivificar nuestra vida, y de ahí proyectarnos al mundo.

Disponemos del equipo para entrar en comunión con esa gran corriente que aporta la nueva vida que se manifiesta.

Cuando lo activemos sentiremos la Unidad.

El cielo espera nuestros cometas de colores vivos y alegres.

El cielo espera nuestros pensamientos puros y amorosos.

«Las cuatro estaciones están situadas bajo la influencia de cuatro arcángeles: Raphaël preside la primavera, Uriel el verano, Mikhaël el otoño y Gabriel el invierno. Cuando se acerca el equinoccio de primavera, todo los espíritus y las fuerzas de la naturaleza trabajan bajo la dirección de Raphaël para reanimar la vida por todas partes en el universo. Esta renovación de la naturaleza es para los humanos sinónimo de regeneración y también, por tanto, de curación. En el Árbol de la Vida, Raphaël es un arcángel de la séfira Hod, región donde los cabalistas han situado al planeta Mercurio. Y el dios Mercurio (Hermes en la mitología griega) tiene como atributo el caduceo que todavía hoy es el emblema de la medicina. Y el nombre de Raphaël significa “Dios ha curado”.

Para los cristianos, Pascua es la gran fiesta de la primavera: toda la naturaleza celebra la resurrección de Cristo, que también es la resurrección de todas las criaturas. Por eso, cuando llega la primavera, cada uno tiene que hacer un gran trabajo: es el momento de liberarse de todo lo que es interiormente viejo y caduco. Dirigíos al arcángel Raphaël, pedidle que os haga receptivos a las virtudes ocultas de los árboles, de las flores, de las hierbas, a fin de poder entrar en comunión con esta gran corriente que viene del corazón del universo y que aporta la nueva vida”.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta