Cada día al levantarnos se nos abren múltiples posibilidades.
Normalmente desde el comienzo la rutina dirige nuestra mente y nuestro hacer.
La magia desaparece así de nuestra vida, y cuando pensamos en la magia solo lo hacemos en términos fenoménicos, sobrenaturales.
Aïvanhov hoy nos recuerda una magia simple y hermosa, y poderosamente transformadora, que consiste en concentrarnos en mejorar nuestra vida para purificarla y proyectar esa pureza y ese amor al universo entero.
Ver el cielo y la vida con otros ojos (los ojos del alma).
Si, podemos hacer magia, se nos recuerda cada vez.
“Si queréis hacer magia, podéis hacerlo, pero sin pronunciar fórmulas, sin trazar círculos o hacer fumigaciones y ceremonias: concentraos solamente en mejorar vuestra vida, para volverla viva, floreciente, llena de amor, de abnegación, de pureza, y distribuidla, proyectarla por todas partes en el universo”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), “Los poderes de la vida” página 32, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago, llegando a Castrojériz (Burgos), 22 de julio de 2014 (Trish Spoto)